lunes, 15 de noviembre de 2010

Cambio persona por futbolista

Cada día intento transmitir a mis hijos una serie de valores, a veces no lo consigo, o lo hago de una forma poco acertada, pero os aseguro que intento que se fragüen desde el respeto, solidaridad y humildad.
Este año Arturo ha empezado a jugar a fútbol con el equipo del colegio, la primera meta es que practique deporte y se lo pase bien, haciendo nuevos amigos, de hecho yo tengo desde hace tres meses varios amigos más Pepe, Paloma, Santi y Marga, el Valiente, de facebook y otros...
Vamos a los partidos y disfrutamos de un rato agradable si ganamos y si perdemos, pues nos echamos unas risas y la próxima será mejor, la verdad que aquí, lo importante es participar y pasárselo bien.
El sábado pasado, jugábamos en casa un partido difícil, contra un buen equipo y con un par de chavales excelentes, de los que apuntan maneras.
La mañana del árbitro no fue de las mejores que tendrá, vamos que su actuación recordó más bien a la de Howard Webb, el que nos pitó en la final del mundial 2010, permitiendo que niños de 8 años den patadas como descosidos.
La culpa evidentemente no es de los niños, la culpa es del que a los 8 años le enseña a dar patadas, o por defecto al que permite que a su hijo le enseñen a ser agresivo y violento y como dice mi amigo Valiente, acaba aplaudiendo las fechorias de unos y de otros...
Oir a un entrenador decir barbaridades un sábado por la mañana es gratuito, vale, pero no por ello resulta agradable.
A los niños de estas edades se le deben enseñar una serie de valores, comentados al principio del post, que los responsables de su educación, los profesores y entrenadores, y en primer lugar los padres debemos enseñarles.
Como ejemplo, puedo poner dos flashes del partido, uno de los chavales, puede que con futuro en esto del fútbol, el rubito, no llegó a cabecear a un centro que dudo que el mejor Santillana hubiese llegado...agarró tal enfado que estuvo maldiciéndose del “error” un buen rato.
El segundo fue la reprimenda el entrenador visitante a otro chaval con nombre de Dios del fútbol, el no colocar ni tirar fuerte las faltas, le tiró en cara al final del partido que no había metido ningún gol de lanzamiento directo.
En definitiva, únicamente os quería señalar lo que vimos y vivimos el sábado pasado en un simple partido de fútbol.
La conclusión a la que llego, es que si hay que pasar por esto, me quedo con un buen chico y rechazo el gran futbolista del futuro.

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